Ganador de tres premios Max 2017 al mejor espectáculo y reparto de danza y al diseño de vestuario, Oskara es la feliz unión de dos universos coreográficos y de dos visiones de la danza que podrían resultar antagónicas –una observa las raíces más populares de la disciplina, la otra, las vanguardias–, pero que se enriquecen mutuamente.
De la colaboración entre el coreógrafo Antonio Ruz y el músico Pablo Martín Caminero nace un trabajo cautivador que adapta las suites para violonchelo núm. 1 y 2 de Bach al contrabajo. Junto a la danza de la bailarina Melania Olcina, la obra propone un espacio interior e íntimo que los intérpretes comparten desde un estado de no-pensamiento y de vacío, una soledad acompañada o un desierto-océano; un lienzo en blanco donde la música, el movimiento y la luz (o su ausencia) evocan fragilidad, profundidad y desequilibrio. El retorno a la sencillez.
Un pensamiento de la filósofa y escritora María Zambrano nos proporciona la clave para entrar en el mundo de Sacra: «El hombre es el ser que sufre su propia trascendencia». Porque Sacra es un viaje a través de la vida, de la existencia humana, que plantea la necesidad de trascenderla para vencer el olvido, la muerte.
Rodeada de trajes de lentejuelas desgastadas por el paso del tiempo, zapatos de fantasía y otros objetos que evocan a un pasado próspero, una mujer de edad incierta nos abre el corazón debajo de un puente, su hogar. Confesión tras confesión, la protagonista va descubriéndose como una mujer perdida, desahuciada emocional y económicamente, que lucha por la supervivencia usando las armas de la ficción.
MI-RU es un trabajo de una gran fisicidad que parte del concepto de homeostasis como capacidad de interacción entre dos o más sistemas. Así, observa cómo una determinada estructura corporal o social puede convivir y buscar equilibrios con otras estructuras, o cómo el interior del cuerpo humano se puede mantener estable a pesar de los cambios producidos en las condiciones externas o por movimientos repentinos.
En esta nueva pieza para un grupo de seis bailarines, Thomas Hauert se centra en la noción de interpretación. Al deconstruir códigos y estratos culturales, Inaudible ofrece un juego entre el arte intelectual y la cultura popular, entre la seducción directa y las expectativas engañosas que hacen que el lenguaje coreográfico sea accesible pero impredecible.
(Sweet) (bitter) es un poema musical de amor imposible que Thomas Hauert interpreta como la expresión de un conflicto entre la felicidad que conlleva el hecho de perseguir un ideal y el tormento de saber que este ideal estará siempre lejos de nuestro alcance.
Con compañía propia desde 1998, Hauert desarrolla un sofisticado trabajo de investigación sobre el movimiento que se basa en la improvisación y la relación con la música.