Un encuentro entre el espacio museístico y la danza. Este es el punto de partida de Soliloquios, un proyecto ideado por el bailarín y coreógrafo Jon Maya en el que se trabaja sobre una interpretación del aurresku, la danza tradicional vasca. Maya propone que cada bailarín haga una interpretación individual de esta danza ceremonial. Las tres miradas sobre el arte convergen en un mismo espacio acompañadas de la instalación sonora de Luis Miguel Cobo.
Sábado 14 de marzo, de 11.30a 14 h. Espectáculos gratuitos para todos los públicos.
Un día entero dedicado a la danza que ocupará espacios y rincones en torno a la plaza del Polideportivo del Centro de L’Hospitalet de Llobregat. Un espacio que contiene paisajes urbanos muy distintos: desde el asfalto de una plaza hasta el césped de los jardines, los edificios históricos y el parque lleno de árboles y tierra.
Música, audiovisuales, palabra y movimiento en vivo se combinan en esta conferencia-espectáculo que busca explicar las danzas urbanas en todas sus dimensiones. Ofrece un discurso dinámico y accesible para todos los públicos, enriquecedor tanto para una audiencia experta como para quien quiere acercarse a las danzas urbanas.
Si te elevas hasta el punto más alto, puedes observar desde otra perspectiva. Y después descender a las raíces con la actitud de enfrentarte al miedo. La compañía Nouvas explora en este singular espectáculo la conexión entre los individuos y alza la voz a la escucha de la comunidad.
Un paso. Y otro en sentido contrario. Un paso. Y otro en sentido contrario. Un paso. Y… todos en fila. Y todos cogidos de la mano. Y todos dibujando figuras con el cuerpo. Y todos dejándonos impulsar por el aire... dejándonos llevar por el àer.
Esta coreografía tiene como base, aunque sea para deconstruirlo y volver a construirlo, el contrapás, una danza de tradición popular que solo bailaban los hombres y que en este espectáculo se democratiza.
Esta propuesta, firmada por Ana Pérez y Pol Jiménez, busca la manera de encontrar una nueva comunicación entre el público y los artistas, para que juntos creen una pieza irrepetible. Y lo hacen acotando el tiempo, para hacerlo sentir como una urgencia finita. Así, las sensaciones se viven más intensamente por el valor absoluto de su carácter efímero, y se amplifica la sensación de catarsis colectiva.
