“¿Sabías que Bruce Lee fue campeón de chachachá”? Así describe Junyi Sun su primer proyecto en solitario, el cual nace de su curiosidad por este popular personaje de los años setenta, que para muchos es considerado un mito. Sun analiza los puntos de conexión y los paralelismos que tiene con el artista, desde su origen o recorrido profesional hasta sus ideales o deseos, para darles cuerpo y vida en este espectáculo tan personal, a medio camino entre la danza y las artes marciales.
Durante el apartheid sudafricano nació una enérgica forma de danza suburbana que fue bautizada con el nombre de pantsula. Rápidamente se formó una nueva subcultura en torno a esta danza extremadamente virtuosa en el juego de pies. En The Ecstatic, Jeremy Nedd e Impilo Mapantsula mezclan la pantsula con la tradición de las misas pentecostales donde se baila y canta de forma exuberante.
La fuerza de la bailarina y creadora gallega Janet Novás y la vitalidad de la música de Mercedes Peón se alían para dibujar los intensos sonidos de las tierras gallegas. Juntas exploran las relaciones existentes entre los sonidos y los movimientos e introducen al espectador en un ritual cargado de belleza y creatividad. Entre instrumentos, recuerdos, canciones y bailes afloran conceptos sociopolíticos, biográficos e incluso experiencias cuánticas que hacen de Mercedes máis eu un viaje emocionante que no nos dejará de sorprender.
Catalina es la primera pieza del colectivo Iniciativa Sexual Femenina, que en este espectáculo trabaja sobre la represión sexual que sufrimos en la vida en general y en la danza en particular, y las maneras de dar y recibir placer.
Títeres autónomos que darán la réplica a los humanos: esta combinación de danza contemporánea y artes plásticas configura una pieza creada para explorar la relación con el otro, con la alteridad. Las esculturas son de tamaño humano y se llaman oscils por su capacidad de oscilar con los bailarines.
RRR. Con estas tres letras ruidosas y vibrantes se presenta en el Teatre Lliure un espectáculo que convierte el escenario de Gràcia en un espacio de cruce y de correspondencia entre diferentes mundos creativos, cada uno con coordenadas propias: un diálogo sin mapa entre la danza de La Veronal —coreografiada por Marcos Morau y bailada por Jon López—, la música y el espacio sonoro de cabosanroque —con las maquinaciones inesperadas de Laia Torrents y Roger Aixut— y las imágenes pictóricas de Frederic Amat —que tensa la pintura con la acción en escena—.
La protagonista de esta obra es una bailarina ficticia que nació vieja. Esta criatura se mueve por el escenario y se entrena para hacer prodigios que nunca podrá realizar con un cuerpo que ha estado siempre viejo y fatigado. Pese a todas las adversidades y contradicciones, la bailarina vieja sabe que tiene una gran ventaja con respecto al resto de las criaturas jóvenes: sus límites forman parte de su propia esencia.